Amor, deseo, pasión
La condición de todo amor es la de alcanzar el objeto de amor deseado, en este caso la pasión se apacigua, se atenúa, aunque no desaparezca. El amor se mantiene. La pasión, también se mantiene, pero se transforma… Lo peor es cuando amor y pasión desaparecen del todo, entonces la pareja se deshace, porque desaparece el deseo… O si no se deshace… los miembros de la misma viven en el más absoluto de los hastíos el uno frente al otro, o más bien de espaldas… y en la más repugnante y desoladora monotonía. La pasión se atenúa incluso puede transformarse en ternura y si el amor permanece, entonces ya se puede afrontar la vejez, los dos “cogiditos” de la mano…es un decir…el uno al lado del otro…hasta la muerte. El deseo se mantiene. Un bonita metáfora de esto se expresa en uno de los pasajes más bellos de la Metamorfosis de Ovidio; Filemón Y Baucis se convierten en árboles los dos al mismo tiempo, árboles distintos, claro está. Por una concesión especial de los dioses, que ellos han solicitado. Su solicitud no es otra que la de ¡morir los dos al mismo tiempo! ¡Qué privilegio!