Ansiedad

Las crisis de ansiedad se producen de un modo muy aparatoso. La mayoría de las veces los pacientes se quejan de que no pueden respirar o de que están a punto de desmayarse o sienten una sensación de que eso va a pasar y todo esto acompañado de sudor o temblor. Para el psicoanálisis la ansiedad, lo que en el lenguaje común se conoce como ansiedad es en realidad un conjunto de síntomas que designan lo que se refiere a la angustia. Esta angustia es siempre un signo de algo que no funciona. Los términos de estrés y ansiedad en realidad designan lo mismo. El psicoanálisis va más allá del síntoma, se ocupa del sujeto, y es por eso que quien inicia un psicoanálisis está dispuesto a ponerse a hablar, para buscar otra cosa que no solo sea la simple eliminación de los síntomas.

Dentro de lo que hoy día se tipifica como ansiedad puede encontrase todo un catálogo de síntomas que van desde una sensación subjetiva de que el propio cuerpo se subleva sin motivo aparente lo que produce una sensación de extrañeza, lo que puede acompañarse de una incapacidad para el desempeño de las labores cotidianas o del trabajo. Hasta miedo a salir a la calle o acudir a encuentros sociales. Pérdida del sueño, exceso de preocupación por cosas aparentemente sencillas o sin importancia.

Todo esto se presenta al sujeto acompañado de un desconocimiento de las causas que lo motivan. Es la apuesta del psicoanálisis la que propone una aproximación diferente a este conjunto de síntomas. Las preguntas que están sin contestar o quizá incluso por formular. Los deseos que están por realizar. Las relaciones familiares y sociales que están por revisar y un largo etcétera que cada sujeto articula en el transcurso de su análisis.

En psicoanálisis se dice que los síntomas desaparecen cuando ya no se necesitan. Quienes tiene la experiencia del psicoanálisis saben que después de un tiempo, siempre necesario y diferente para cada sujeto, aquellos síntomas que le llevaron al psicoanálisis quedan en el olvido.