Charla del 30 de octubre 2015

Charla del 30 de octubre 2015

Introducción general:

1. La situación actual se caracteriza por:

a) Un agotamiento aparente de la demanda de psicoanálisis en la sociedad tecnológica de hoy

b) El reconocimiento por los psicoanalistas mismos de que no pueden eludir más el hecho de que se han rendido responsables de una semejante pérdida de visibilidad de la pertinencia de su función

c) Formulo por mi parte la hipótesis que el discurso analítico se pierde si cae por un lado o por el otro del hilo de una navaja que es la necesidad de quedarse firme con el erotismo definido por Bataille como la “aprobación de la vida hasta en la muerte”

d) Mientras que separar esta vida de la muerte hace caer sea del lado de las terapias medico psicológicas sea del lado de la religión, la del psicoanálisis mismo.

TR Ahora bien, lo que toca a un psicoanalista es de atenerse a ser “ni médico ni cura”, como se expresa Freud mismo, si quiere seguir proponiendo, según el chiste lacaniano, “la cura que se espera de un psicoanalista”.

2. Pero no puede más hacerlo si no asume la función de ubicarse en este límite donde no debe esconderse si actúa como ultimo defensor de esta forma de erotismo, para poder conseguir mostrar que su oficio sigue siendo irremplazable como único remedio posible al malestar en la cultura.

a) La nueva estrategia para convencer de la efectividad de su acto, que podría definirse como teniendo que restablecer una ambigüedad, no puede más consistir en agarrarse a una forma de silencio que deja al paciente mismo interpretar lo que sale de su boca como teniendo tanto un sentido como el sentido opuesto.

b) De la misma manera que salimos a penas de una época en la cual el psicoanalista lograba histerizar el lenguaje mismo, de tal forma que todos los equívocos y malentendidos de las oraciones emitidas aparecieran como la fuente de los sentidos más opuestos.

c) Ha llegado una época en la que un psicoanalista, si quiere ser creído y reconocido como tal, no le sirve más recurrir al estilo de Freud o al de Lacan a los que venía aludiendo, sino que le toca cambiar de Dios, abandonar el dios de los filósofos y de los sabios, por un lado, sin caer por lo tanto en adepto del dios personalizado de las religiones reveladas, que acaba siendo el dogma freudo-lacaniano mismo, y optar decididamente por el dios de Nicolás de Cusa que se define por la “coincidencia de los contrarios” o, si preferimos la vía del humor, como “el punto tangente entre el cero y el infinito”.

TR No hago aquí sino citar las primeras líneas de: “Espejo de la Tauromaquia” de Michel Leiris, el dedicatario del “Erotismo” de Georges Bataille y su cercano amigo, con el pintor André Masson.
Ahora bien ¿qué implica esta nueva elección en lo que concierne la presentación que podría hacer de sí mismo un psicoanalista en el marco de la sociedad de hoy en día?

a) No desempeñar más el papel del “sujeto supuesto saber” para poder despertar transferencia, sea al quedarse callado sea al hacerse el juguete de la palabra,

b) sino preocuparse del espacio mismo en el que sitúa su acción, ubicándose a este límite entre lo que Bataille conceptualiza como el “continuo” y el “discontinuo”.

c) No contar con la función interpetativa de una palabra que zanjaría entre los sentidos opuestos contenidos en lo condensado por una formación del inconsciente, ni con el hecho de que la cadena significante entera se relanzaría si se había podido escuchar la hazaña de esta formación;

d)sino apoyarse en el lugar donde el psicoanalista logra, hoy en día, hacerse el oficiante que erotiza el deseo, haciendo comunicar lo discontinuo de la vida con el continuo de la muerte, cuando reintroduce la dimensión de lo sagrado que nuestra condición de esclavos del trabajo útil y productivo nos había hecho olvidar y borrar.

I. Introducción al erotismo como fuente del Ser

Introducción

1) Dicho de otra manera, yo no dudaría de preconizar que los psicoanalistas reconozcan que

a. deben abandonar el ideal de las Luces de una Ciencia, avocada hoy en día a reforzar la represión o fortalecer el poder del amo y de su discurso,

b. para elegir con coraje de aventurarse en los caminos sin salida de la Filosofía que se preocupa de desocultar el ser mismo

c. o a arriesgarse con los artistas en los senderos por donde se llega a los claros de los bosques o en las pistas que conducen a los oasis de los desiertos, allí mismo entonces donde el Arte forja las obras a las que se dedican los que podemos llamar los artesanos de lo real.

TR. Ahora bien, es precisamente la orientación que Bataille nos permite tomar, cuando le parece oportuno criticar el psicoanálisis, y lo hace precisamente al inicio de este esbozo del Erotismo que es La historia del erotismo que viene publicado en francés en el tomo VIII de la Obras Completas y al cual os he prevenido en mi anuncio que deberíamos referirnos muy a menudo.

A. Lectura y metodología.

1) En el párrafo de su introducción titulado: “Incompatibilidad primaria entre el mundo del erotismo y el del pensamiento”, escribe Bataille: “No digo que el pensamiento, constituido como tal, ignora lo que califica de “inhumano”, o de inmundo o siniestro, pero no puede verdaderamente integrarlo: lo conoce desde arriba, por condescendencia, desde fuera (…) Jamás va a confundir ese dominio maldito con la humanidad concebible, la única que es constitutiva del pensamiento.”

2) Añade aquí Bataille lo que nos va a sumamente interesarnos ahora, ya que concierne el discurso analítico: “Sin embargo, podría pensarse que el psicoanálisis enfoca el dominio sexual entero, sin restricción… Es verdad, pero solamente en apariencia. El psicoanálisis mismo se ve obligado a definirlo sabiamente, como este elemento situado fuera, inasimilable como se presenta en principio, escapando a la consciencia clara. Sin duda él admitiría que la totalidad concreta queda inconcebible sin el sexo, pero el pensamiento que caracteriza la ciencia sigue sin embargo considerado como actualmente intangible, como si la sexualidad que ha contribuido a formar el pensamiento, no lo modificara más desde entonces, o si lo hiciera, lo haría de una manera superficial: para el psicoanálisis, la sexualidad y el pensamiento quedan situados en planes opuestos; como los demás saberes, el psicoanálisis es una ciencia enfocando unos hechos abstractos, aislados los unos de los otros, influyendo cuando cabe los unos sobre los otros. De esta manera, mantiene en su nombre el privilegio moral debido al pensamiento abstracto, siempre digno de ser respetado ante todo; acoge el elemento sexual, pero en la medida en que sus desarrollos lo reducen a una cosa abstracta, mientras que se sabe a qué punto su hecho concreto queda notablemente distinto de ella.” (p. 18)

3) El comentario podría hacer una diferencia entre el estilo de Freud, por ejemplo, en los textos que se han colegido bajo el titulo de: “Psicología de la vida amorosa”, y el de Lacan en el Seminario: “Aún”, seguramente influenciado directamente por Bataille. Eso no quita que su crítica me parece válida, en la medida en que es bien el psicoanálisis que puede considerarse como responsable del hecho de que el tema del erotismo en nuestra cultura se vea substituido por los análisis en términos de sexualidad o de vida sexual, desconociendo al fin y al cabo que el psicoanálisis a la época de Krafft-Ebbing, uno de los maestros de Freud, se ha constituido precisamente por el hecho de diferenciarse de cualquier sexología y aún más, a los inicios del siglo XX, de la de Havelock Ellis.
B. De la epistemología al objeto mismo.

1) Definición del erotismo: “La aprobación de la vida hasta en la muerte”

a. El erotismo debe siempre entonces escapar a una forma de censura, ya que consta que, desde la infancia, no deja de sufrir más bien de una forma de desaprobación.

b. Si se trata de la vida, no es solamente en el sentido médico de una vida engendrada por el acto de la reproducción: una actividad se puede pensar como erótica si y solamente si prescinde de inscribirse en el marco del “fin natural dado en la reproducción y del cuidado que dar a los hijos”.

c. ¿De qué vida se trata entonces? De la vida interior de un sujeto que se ve aún más excitado a actuar eróticamente si se empeña a pensar en la muerte, que sea eso para darla o para sufrirla. (leer aquí las citas de Sade y evocar su referencia en el seminario, tanto como aludir al texto de Bataille mismo titulado: “El muerto”).

d. Pensar a la muerte si se quiere despertar el deseo sexual (incluso si no se puede desdeñar el contexto de las actuaciones perversas enmascaradas en la clínica del melancólico) no es por aberración; “no se trata de una sexualidad aberrante”, escribe Bataille, ya que “en la paradoja de Sade se revela una verdad: jamás debemos representarnos al ser fuera de los movimientos de la pasión”, lo que permite destacar precisamente la necesidad de volver a este “nudo de nuestro ser” que Lacan recalca en el texto de Freud y que debería inducirnos a elegir la vía de la filosofía antes que la de la ciencia.

TR. Para explicitar lo al que apunta esta definición hace falta partir de una consideración filosófica:

2) La distinción entre continuo y discontinuo
a. Vale la pena interrogarse por la razón de una importación de una distinción matemática en el marco de la ontología. Hago notar que en “La teoría de la Religión” que hemos comentado el año pasado, Bataille utilizaba más bien aquí la distinción entre “inmanente y trascendente” que es más seguramente filosófica.

b. Bataille se contenta con afirmar que “eso nos remite a la vida de una manera más intima” y toma al pie de la letra, para introducir esta conceptualización, la vivencia de la actividad sexual considerada a la luz de la reproducción, en tanto que ésta hace entrar en juego a unos seres discontinuos: “Entre un ser y otro ser hay un abismo, hay una discontinuidad.”

c. Ahora bien, os hago notar con todo mi asombro que es la traducción de la vivencia de ese abismo que introduce al tema de la muerte: “Lo único que podemos hacer es sentir en común el vértigo del abismo. Puede fascinarnos… Ese abismo es, en cierto sentido, la muerte.

d. El paso siguiente consiste en afirmar: “La muerte tiene el sentido de la continuidad del ser”, para desembocar en esta conclusión: “La continuidad de los seres y la muerte son igualmente fascinantes y su fascinación domina el erotismo.”

3) Mi comentario de lo que Bataille llama la “vida más íntima”

a. Si hay una discontinuidad esa sigue siendo la entre padres e hijos, o la entre generaciones, a pesar de la continuidad de una genealogía

b. Importa también destacar la entre hermanos, a pesar de la telepatía más o menos comprobable que produce una comunidad de experiencia, más que nada cuando son gemelos

c. Huelga insistir en la discontinuidad que se comprueba entre los sexos o en el marco de una pareja, en la medida en que no pueden sus miembros compartir una misma memoria o un mismo sueño (evocar aquí el tema melancólico de la novela Peter Ibbetson de George Dumaurier).

d. No sólo que no hay relación, o más bien “proporción” sexual, hace falta subrayar que no hay relación textual, en el sentido de que no se puede superponer lo dicho por la voz y lo dicho por escrito, la escritura suponiendo la discreción de las letras, mientras que la palabra viva tiende a la continuidad melódica del canto.
C. Las tres formas del erotismo.

1. La distinción entre reproducción sexuada y asexuada

1) La reproducción asexuada sigue alimentando, como en el texto de Freud sobre el “Más allá…” un delirio sobre la forma de inmortalidad que ese tipo de reproducción conlleva

2) La diferencia importante introducida por la reproducción sexuada es el hecho de que hace vivenciar la discontinuidad y que esa tenga existencia dentro, mientras que la continuidad no puede estar pensada que desde fuera

3) Nos queda sin embargo la nostalgia de una continuidad perdida, o sea de un estado que nunca ha existido dentro: “Nos resulta difícil, escribe Bataille, soportar la situación que nos deja clavados en una individualidad fruto del azar, en la individualidad perecedera que somos.” Y “nos obsesiona la continuidad primera, aquella que nos vincula al ser general” y que no tiene nada que ver con nuestro conocimiento de los datos.

2. Esa nostalgia gobierna y ordena en todos los hombres

1) Las tres formas del erotismo que son: el de los cuerpos, el de los corazones y el sagrado

2) Pero todo erotismo es sagrado, en la medida en que los cuerpos y los corazones, no los encontramos si no entramos en la esfera sagrada propiamente dicha

3) La búsqueda de una continuidad del ser, más allá del mundo inmediato designa una nueva forma de proceder esencialmente religiosa. “Sin esta noción extraña, inútilmente filosófica de continuidad del ser, no llegaríamos a comprender de ningún modo la significación general del erotismo y la unidad de sus formas.”

TR. Y Bataille concluye, aclarando su propósito: “Hay un secreto del erotismo que me esfuerzo en violar, lo que no se puede sin ir de entrada a lo más profundo, sin ir hasta el corazón del ser.”
Al seguir, como lo he hecho los ejes principales de esta introducción al libro titulado: El Erotismo van seguramente a decirme que, si quiero afirmar que estamos con Bataille en la plena actualidad de los hechos actuales con los que la teoría y la practica analítica tienen que enfrentarse, estoy propiamente bromeando.
De hecho, si me permiten acabar esta charla con el intento de dibujar el panorama de lo que no me atrevería a llamar la vida erótica de los sujetos actuales, sino meramente su vida sexual (como se han titulado en francés la serie de los textos de Freud apuntando a describir el ejercicio de la sexualidad humana), la única cosa que se puede notar es que nunca se anuda directamente esa sexualidad, como no deja de pensarlo Bataille, con la muerte en tanto tal. ¿Sería entonces que todo erotismo se ha marchado de nuestra época?

Conclusión : El panorama actual

Se despliega bajo la luz de lo que llamaría una
“Des-tabu-ización”, si me permiten acuñar este neologismo.
Y se caracterizaría por la puesta en evidencia de estos cinco rasgos principales:

1. La homosexualidad

a. La masculina, no sólo se ve despenalizada, sino que se banaliza y se expande

b. La femenina no es más tan ignorada y no necesita más disimularse tan cuidadosamente, incluso de los hijos

c. No está considerada más como comportando perversión, con el picante añadido de algo de perversidad.

d. Al no ser más transgresiva, se ha convertido inclusive en uno de los últimos recursos para rehabilitar el casamiento que se ve entonces reivindicado como un derecho y que se legaliza hasta en los países más tradicionalmente cristianos

2. El enamoramiento

a. Se vive, cuando ocurre, no como una caída temida, sino como una salida deseable

b. De hecho, se trataría de salirse así del callejón sin salida en el cual Freud y el psicoanálisis encierran sus adeptos, cuando describen el destino de una “depravación de la vida amorosa” como ineluctable

c. Se sabe que no se folla más con la mujer amada, que no se puede desear sino venerar, y que no se puede enamorarse de una mujer que sería sumamente deseable, una situación que es idéntica y sin disimetría en ambos sexos y que genera la conversión de la pareja en un trío donde el tercero desempeña el papel de confidente e/o amante.

3. A partir de estos dos puntos se engendra una situación nueva e inédita:

a. Existe cada vez más un enamoramiento hacia el amado, cuyo sexo resulta entonces indiferente

b. Si la homosexualidad ha dejado de ser reprensible o pecaminosa, la bisexualidad se convierta no sólo, en psicología banal del joven adolescente, como autorizada, sino como una solución

c. La necesidad de disimular el lazo amoroso y de aislarse para vivirlo plenamente no se vive más como una obligación, Facebook sirviendo o a delatarlo o a cancelarlo sin estados de ánimo, ya que el carácter efímero de este tipo de enlace resulta preferible y como la regla

4. Omnipresencia del goce pornográfico

a. que no se presenta sino como la conseuencia de las prótesis informáticas de las que se ve dotado el cuerpo desde la infancia más temprana

b. que no es más considerado como este goce voyerista suponiendo la efracción del acto de mirar disimulado y la vergüenza que incumbe al mirón que podría verse sorprendido

c. que supone que la masturbación sea obtenida casi mecánicamente, como por la ingestión de una droga que se absorbería por los ojos y que provocaría el mismo tipo de adicción que una substancia

d. que genera en las oficinas terapéuticas la propuesta de hacer grupos de “pornográficos anónimos”, como si el hecho de confesar o contar lo que se ve no relanzaría las ganas de mirar y las apagaría.

5. La transferencia descalificada

a. No es más a partir del decir de una palabra animada por la emoción de una voz que se despierta un amor, que no puede ser al inicio sino un amor de transferencia generando o no, si no se despierta una verdadera reciprocidad, un amor verdadero.

b. Esta desaparición de cualquier tematización de la transferencia en tanto tal provoca en el lazo social o la exacerbación de la violencia administrativa o cualquier abuso terapéutico

c. La adicción pornográfica facilita evidentemente todos los posibles engaños amorosos, en la medida en que se privilegia el acto y la vista a la palabra de una declaración

d. Si no hay más en estos casos un verdadero pasaje al acto transgresivo a partir de una fantasmatización de un objeto del deseo, el hecho de recurrir a los espectáculos pornográficos puede estar considerado como un acting-out previo al establecimiento de cualquier situación de análisis de una transferencia o como el síntoma no sólo, como antaño de una represión del psicoanálisis, sino de la forclusión de su discurso

e. Es el sufrimiento provocado la mayoría de las veces en la mujer de una pareja por la adicción pornográfica de su marido la que provoca un nuevo tipo de petición de análisis, sin transferencia hacia un analista o el análisis mismo, sino con una transferencia hacia el restablecimiento de una posible transferencia sin la cual la pareja misma se hunde, ya que el lazo institucional o el goce sexual no bastan más para mantenerla a flote…

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